Territorio - MILENO GRANADA

EL REINO NAZARÍ DE GRANADA

Las tierras del reino nazarí.
El territorio del Reino Nazarí abarcaba las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería, y algunas pequeñas áreas de las de Cádiz y Jaén. Estaba rodeada por los reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y Murcia, en manos cristianas desde la misma creación del reino de Granada.
Los números de habitantes se cree que era de unos 300.000, los grandes núcleos urbanos eran la capital con 50.000 habitantes, Málaga con 20.000, Almería con 9.000 y Guadix con una población de 6.000 a 10.000 habitantes.
Políticamente, el reino se dividía en cuatro áreas de influencia; una, la que controlaba directamente Granada, la capital y sus zonas de influencia; otra, la de Málaga y al Axarquía: la tercera, la Ronda, con su serranía;  la cuarta, la zona de Guadix y Baza.
La capital del reino era Granada, ciudad presidida por la Alhambra, que era una ciudad-fortaleza palatina rodeada y defendida por sus propias murallas, torres y puertas.  Bajo la Alhambra se extendía la ciudad de Granada (madina Garnata) con sus cuatro grandes arrabales:
Albaicín, el más poblado e importante, separado de la Alhambra por el rio Darro, sede de la vieja alcazaba de los reyes ziríes (Alcazaba Qadima), en este arrabal se encontraba el barrio de Ajsaris, en donde se ubicaba el hospital (maristán), estaba situado en la falda que baja de la Alcazaba hasta la ribera del rio Darro.
Arenal (al-Ramla), en la parte llana de la ciudad, una de sus puertas era la de Bibarrambla.
Los Alfareros  (al-Fajjarin).
La Loma (al-Nayd) que junto al de los alfareros ocupa actualmente el Realejo y el conjunto que se extiende desde el Campo del Príncipe hasta la Cuesta del Pescado y de Escoriaza.
Cada arrabal se divida en barrios, en los que la mezquita y los baños eran elementos fundamentales.
Rodeaba y defendía el conjunto urbano, incluida la Alhambra, una serie de murallas, erigidas en distintas etapas de su historia, que creaban hasta cuatro recintos. Uno era el de la Alhambra, como una ciudad con entidad propia; otro el del Albaicín; el tercero lo constituía el recinto murado de la medina, con un pequeño añadido  que encerraba el arrabal de al-Ramla; el cuarto y último, el que encerraba los arrabales de la Loma y los Alfareros.
En diversos puntos de aquellos muros se abrían puertas, unas en las zonas externas de la muralla, sirviendo de entrada y salida de la ciudad, y otras en los muros de los recintos interiores, estas últimas fueron las más conocidas, y de las que todavía quedan  testimonio de su arquitectura, podemos destacar  la  de Elvira, la de los Ladrilleros (Bibataubín), la de Bibarrambla, la de los Tableros (Bab al-Difaf), en el cruce del Darro confundida a veces con la puerta del Cadí. La del Barranco (Bab al-Jandaq), en donde hoy está la Puerta de Granada, y la del Ensanche (Bab al-Ziyada), conocida hoy como Arco de las Pesas, en el Albaicín.
Las calles eran cortas, angostas y retorcidas, a excepción de la de la Alcaicería que estaban alineadas. Muchas de ellas eran callejones sin salida. Dentro de la medina no abundaban los espacios abiertos ni las zonas verdes; las zonas verdes estaban localizadas en los arrabales. Las pocas plazas que existieron se dedicaban a los zocos, siendo las más conocidas las situadas al fina de la actual calle Mesones y el que hubo en la actual plaza de Mariana Pineda. Frente a la mequita mayor también había una plaza, fue el principal lugar abierto de la medina. A falta de espacios abiertos y zonas verdes se compensaban con los jardines de las viviendas y los árboles que se plantaban junto a las mezquitas.
Los arrabales tenían gran verdor y zonas amplias. La Alcazaba Cadina y el barrio del Ajsaris, en el Albaicín, y los barrios de Nayd y al-Fajjarin, tuvieron grandes huertas, que en la actualidad perduran, como la de las Casa del Chapiz, el Cuarto Real de Santo Domingo, el Convento de la Victoria, la de los Ángeles, la de Belén y las alamedas y zonas de recreo que hubo en donde actualmente se asienta el Campo del Príncipe.

Medio físico del reino.
Las cordilleras Béticas en el sur de la península Ibérica y ocupa toda la región sudoriental de Andalucía que delimita entre Gibraltar, Jaén y Almería. La disposición geológica del territorio nazarí determino una estructura y relieve que tuvo su efecto en la suerte política y permanencia de los últimos hispanos-musulmanes.